Con la llegada de la crisis, la partida de la asistenta. ¡Vaya putada! Ha sido el ser humano más útil que he puesto en los últimos tiempos en mi vida. Rememorando, el marido fue bonito mientras duró, pero hacía años que se había convertido en mobiliario del salón; el nuevo portero, daba razón de las entradas y salidas de todo “quisqui”; la peluquera, tenía la habilidad de hacerme el corte y el peinado que se le antojaba y salía de allí cabreada y directa a la ducha; el dentista se había empeñado en ponerme los brackets de adolescentes; el de Santa Lucia me convenció para poner a las hijas en la poliza…Y así, suma y sigue. Vamos que me han ido arruinando la vida, entre unos y otros. No es correcto; mejor dicho me “han tocado l@s narices/guevos”. Y cómo casi siempre me deshice de lo necesario e importante pero me quedé con los brackes, con las canas, con las pólizas…que todo ello no me importa una mierda.
Retomemos “en positivo”; la crisis también me ha traído multitud de cosas buenas; voy a pensarlas. Tengo menos gases porque me llevo la tartera 3 veces por semana; la ropa de hace dos temporadas me cae que ni pintada y me facilita no tener que pensar por las mañanas; pantalón vaquero con blusa blanca ó pantalón blanco con blusa vaquera; un alivio, he vuelto al uniforme, como cuando iba a las mercedarias. Es una maravilla simplificar la vida. Transporte público ¡que gozada! Volverte a tropezar con los caballeros, con las señoras antipáticas y sonreír, dar los “buenos días” a los conductores de autobús…Lejos quedaron “pegarse” con los uniformados de la hora, con los artilugios que te daban el “puto ticket”, buscar cambio debajo de la mesa, dejar una reunión empantanada para echar dinero a la maquinita…No tengo muchas ganas de escribir. Un pequeño ejercicio: que todo el mundo dedique unos minutos a pensar las ventajas de la crisis.
La gran ventaja que me ha traído es una nueva asistenta, más económica porque no tiene mucha experiencia. Los lunes por la noche viene el ex a jugar al parchís con mis hijas; no pensar tan mal que el pobre muchacho trabaja los fines de semana y si tiene alguno libre también trabaja…es un gran trabajador y además él ha decidido el régimen de visitas. Últimamente tengo un espíritu muy “zen”: “cada uno haga, lo que le haga feliz”. Le dejamos el cheslón para que descanse “como Dios manda” porque al día siguiente tiene una jornada dura de trabajos domésticos. Desde que limpia ventanas se ha dado cuenta de lo grandes que son los cristales, desde que tiende ropa se ha dado cuenta que en una colada de mujeres hay mas bragas y sujetadores que pingüinos en el documental de ayer de la 2, que las pilas de ropa no caminan a los armarios, que el culo de la sartén no se limpia solo…etc. Es una asistenta con mucho por aprender….No vamos a ser exigentes no sea que se despida sin haber pasado el periodo de prueba. Espero sortear la crisis con el nuevo asistent@. Se me olvidaba contaros el momento estelar de la jornada; este martes se le cayó la blackberry último modelo, al cubo del agua con el amoniaco. Cuando llegué y vi a su pijotero teléfono entre arroz para secarlo, me daba mal, pensé que me infartaba. A las mujeres se nos caen los móviles en la taza del water y a los caballeros además de caérselos en el coche……
“No se lo tiré yo”; por ganas se lo hubiese tirado tantas veces….
¡Buenísimo!
ResponderEliminarRecuerdo un chapuzón en el mar con teléfono movil incluido. Mi cara, un poema trágico. Después de haberlo puesto a secar al sol por tres días consecutivos cuál arenque pá caja de madera, revivió y siguió funcionando hasta su muerte por feo y antiguo, jo! qué guay es la "nanotecnología" y también... la risa.