Domingo por la mañana. Finalmente
me tocó dormir sola.
Una noche calurosa, un
garito, chicos celebrando una despedida de solteros, chicas buscando príncipes
azules, copas de toda clase…y muchas, muchas ganas de ligar por parte del personal.
Cómo casi siempre, los dúos que se produjeron
no convencían a ambas partes…pero la atmosfera y el alcohol, se encargaron
de dar el empujón final al destino improvisado.
Me tocó e “hice ojillos” a
“caballero atractivo, camisa blanca a juego con dentadura, pantalón vaquero que
le marcaba un buen paquete y aro reluciente en la mano izquierda”. La bruja los
5 primeros minutos se limita a sonreír y observar; aguanta estoicamente los
primeros comentarios del interlocutor: “pareces una chica tímida”. ¿Tímida yo?
Si en mis últimos encuentros solo me falta sacar la chuleta donde hay una
declaración jurada de lo que espero y quiero del aprendiz de amante. Entre
monosílabos y sonrisas fui neutralizando su verborrea inicial; cuando consideré
que el caballero se estaba hartando y le conocía “un poquito”, tiré de ingenio
y comenzó el juego. Solté las manos, hice carantoñas, me contonee a ritmo de la
música…había llegado el momento de poner en marcha el plan de las tres S “sexi,
sensual y sensible”. Este manual es tan antiguo como eficaz. Cuando el
caballero estaba entregado consideré que había llegado el momento de hacer un
guiño a una de mis amigas para ir al baño a cambiar impresiones, mejor dicho
risas y repintarnos los labios…¡¡Uno de los mejores momentos de la noche!!
Pero la noche entró en otra
fase, como casi siempre. No hubo sorpresas, creo que todos contamos lo mismo
¡que infelices somos! ¡que no nos comprenden las mujeres! ¡que el jefe nos
putea! ¡que no llegamos a final de mes!...lo cierto es que cada frase lapidaria
en este estado de embriaguez se va diluyendo entre risas y se ha convertido en
parte del lenguaje de la seducción. Según la noche va trascurriendo algo pasa
por mi cabeza. No me gustan las victimas, me quitan energía, ganas de vivir y
me seducen muy poco a la hora de ir a la cama; Y poco a poco el caballero de la
camisa blanca con la dentadura a juego me fue inquietando y me entraron unas
ganas locas de correr…Había llegado el momento de coger un taxi
Menos mal que me tocó un
taxista que no me dirigió la palabra;
estaba demasiado entretenido con la alineación de la selección española para el
partido de la Final. Gracias a Dios.
Mientras dejaba los neones
de la ciudad sonreía pensando en mi amiga Maite que acaba de poner una tienda
“on line” de taper-sex.
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