Esta mañana a primerísima hora un amigo me ha mandado tres “wasapos” en los que me reclamaba con urgencia. Supuse que quizás se trataba de algún asunto de vital importancia. Ninguna gana de contestar tenía, pero pensé qué para algo somos los amigos.
La pregunta a esas horas de una mañana recién estrenada me ha llevado a dejar el chateo, buscar un rincón y a entablar una conversación basada en la absurdez. ¿Qué nos gusta a las mujeres por la mañana? Cada vez los señores están peor. No tenía las neuronas lo suficientemente desperezadas para abordar tan complejo axioma. Pensé en la dama que había sido capaz después de una gran noche de aún habitar en la mente de mi amigo y supuse que aún le tenía en su cama. Afortunada, sobre todo, por no tener que madrugar. No sabía si decirle que bajase a por “porras”, preparase un baño con pétalos, hiciera un sabroso zumo de mango…
Demandaba una solución rápida y cómo un jarro de agua escuchó lo que yo esa mañana hubiese pedido “que me dejen dormir, que quería seguir babeando mi almohada y que el mundo rulase sin mí”.
Se hizo el silencio, luego la frase lapidaria “que poco romántica eres”; ¿por qué vas a llamar a la “Killer” del grupo?- pensé. Retomé el discurso, me espetó “he conocido a la mujer de mi vida”. Menos mal que por el teléfono no nos podemos ver; como no podía hablar, hice todas las muecas habidas y de por haber. De haber sido descubierta con este lenguaje Braille aquí habría concluido esa amistad de años tan consolidada. “La mujer de su vida”, si su vida esta llena de mujeres; cuando recuerda cualquier momento pasado siempre va aderezado con nombre de mujer: “con Ana en Egipto…” “comprando un jersey con Pili…, “en el ascensor con Tere…”…Digamos que es ese tipo de hombre que no sabe estar solo. Hasta ahí le hemos entendido, pero últimamente se ha obsesionado con esto que llama la “mujer de su vida”. En la última cena le advirtió Pepa, que estamos todos “jodidos” porque el mercado no ofrece más que saldos con taras y viene él regodeándose. Por eso, no ha llamado a Pepa; este asunto lo había zanjado en el minuto uno.
Y siguiendo los pasos de Pepa pero con algo más de diplomacia le sugerí que le preparase unos huevos fritos con bacón, un buen desayuno continental para reponer energías…” que nunca se sabe”
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