7 de enero de 2012

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Por fin dimos boleta al 2011. No perder ni un minuto para recordar penurias. Lo pasado, pasado esta.
Propósitos para el 2012, “doce” como las uvas que me tome ya hace unos cuantos días; Cada año pienso un deseo al son de las campanadas del reloj de la Puerta del Sol y tragando como los pavos las uvas deshollejadas y sin pepita que me preparo antes de sentarme a contemplar como un año se va y otro viene.

Recuerdo perfectamente la primera media docena de enmiendas para este nuevo año; que suelen ser las que repito año tras año. El régimen, me estoy convirtiendo en una mujer cilíndrica a pasos agigantados y después de estas fiestas, ni te cuento; no me importa ni los trigliceridos, ni el colesterol; me preocupa recuperar la cintura y poderme dar el botón del pantalón. El gimnasio para reparar la cara de acelga que deja el régimen y para demostrarme por una vez en la vida que soy capaz de ir después de pagarlo. Tengo que poner un masajista en mi vida que me tonifique la zona lumbar; aún hay que mover mucho la pelvis para estar en forma. Poner al ex en “su sitio” uno de los retos; el problema es que no tengo muy claro cual es su sitio. Capítulo amantes, este concepto hay que definirlo, porque los tiempos cambian y los amantes también; la demanda del mercado y de la que suscribe es otra.
Seguimos con“hijos y Espíritu Santo”; lucharemos bajo el slogan “una madre no es una criada”. Y el trabajo, con la que esta cayendo, seguiremos poniendo los huevos en distintos cestos. Había pensado mandar al carajo a mas de uno, pero de momento voy a estar con la boquita cerrada. Voy a recuperar urgentemente a mis amigas porque están en la misma situación laboral y sentimental que la mía “precaria”. Respecto a mis amigos varones van a pasar de nuevo el cuestionario y se les dará la amistad por puntos. Nada de inversiones a fondo perdido; así nos va.
La familia será lo que siempre ha sido en mi vida, mi pilar; seguirán teniendo que aguantarme.
He llegado a la undécima propuesta “echar buenos ratos” con vosotros; os prometo derrochar magia, desvelar secretos, preparar pócimas...para haceros sonreír (reír al son de momentos insignificantes de la vida).
Y el duodécimo, como en todos los buenos cuentos de hadas y brujas que se precien, nos guardamos un as en la manga por si necesitamos romper algún maleficio.

La bruja