28 de agosto de 2013

SENTIMIENTOS



Esta vez no iba a llorar; él había huido presa del pánico de sus sentimientos, pero ella lo entendía. Su espíritu libre le había enseñado que aquel sentimiento surgía de algún lugar de su alma que ni siquiera ellos sabían. Era compañero de sus viajes paralelos y de vez en cuando brotaba como las orquídeas silvestres o como una tempestad de verano y se adueñaba por un instante de sus voluntades, de lo políticamente correcto, de lo socialmente admitido...y llenaba todos los vacíos y huecos del sobrevivir cotidiano. Según los años pasaban el torbellino era mas virulento e insoportable para él, más hermoso y apacible para ella.

Se consideraba tocada por los dioses por ser poseedora de sentimientos que no tienen que justificarse, que viven por si solos, que no necesitan demasiados cuidados, que son capaces de convivir con otros sin perder su esencia, que son inalterables a las circunstancias, que no permiten demasiados sacrificios en pos de ellos, que son capaces de vivir en la trastienda de la imaginación, que son un plus para sumar pedazos de felicidad...; no acabaría de enumerar todas las bienaventuranzas de su tesoro oculto.

El se fue triste. Ella no quiso explicarle q compartían un sentimiento que en lingotes de oro no tenía precio, que había sobrevivido a los avatares de la vida y aún estaba intacto como cuando siendo unos niños lo descubrieron uno de aquellos veranos.


Y el sentimiento volvería, como la época de las lluvias, como la primavera o como las migraciones de los ñus...cualquier pretexto para rescatar las sensaciones que merecen la pena en la vida.