20 de septiembre de 2012

CUANDO LA TRISTEZA SE APODERA DE MI

Cada cierto tiempo colapso; me vuelvo extremadamente sensible y frágil. Supongo que justificarlo por la biología femenina, es insuficiente; me gusta pensar que es el estadio anterior o una forma de coger carrerilla,  para volver de nuevo a ese lugar donde la vida se torna bulliciosa, entretenida, rabiosa, meticona…

Cuando esto  ocurre me paso el día imaginando que animal, ser ó cosa sería  ideal para adoptar y así camuflarme hasta que el sol brillase de nuevo. Un gato de angora lamiéndose las patas y restregándose por el fogón no sería una mala posibilidad; y más pensando que los de hoy retozan entre  cojines de plumón, son los reyes de la casa y tienen un lugar privilegiado al lado del plasma y pocos niños les tiran del  rabo. Le hacía mucha gracia a mi suegra cuando le sugería que si alguna vez me rencarnaba quería ser “fiera” (fifi) un gato callejero que le habían metido sus hijos y contaba con todos los beneplácitos de la dueña…
Me siento pequeña;  creo que lo mejor va a ser una hormiga, pasarme el día con los granitos de aquí para allá para no pensar en lo triste que estoy. No se si quiero ser hormiga por la pequeñez o por aquellos recuerdos de infancia que me sentaban  en el escalón de entrada de  la casa “grande” y me ensimismaban durante horas mirando las interminables reatas que diminutas hormigas formaban. Me gustaba interrumpir su desfile con un tallo de espiga o quitarlas su preciado botín…enseguida se recomponían y volvían a la carga. Toda una lección.

Quiero recordar que alguien me dijo un día que si algún animal le sugería,  era una gacela; me gustó la “comparata”; enseguida me reconocí en su libertad, en espacios inmensos abiertos, en un ir y venir inquieta, en sus cabriolas, en estar siempre bien acompañada, en estar expectante ante cualquier “sorpresa”…; pero hoy carezco de este virtuosismo; hoy prefiero ser algo mas insignificante, poco molesto porque no tengo nada que dar, algo que pase desapercibido como quiero que pase la propia pena…

Si fuera pájaro decidiría quedarme acurrucada en el nido, si fuera león iba a cazar “su padre”, si fuese caballo el primero que se subiese,  al suelo;  si fuese perro dejaría robar a los ladrones, si fuese gallina ni un huevo pondría, si fuese conejo no movería ni las orejas, si fuese vaca que hoy “no me tocasen las tetas” , si fuese tortuga, no saldría de mi caparazón, si fuese ternero estaría pegado al lado de mi mamá para no sentir el frío que produce la tristeza…creo que ni el reino animal hoy me deja un resquicio para esconderme;  recurrir a él, me ha arrancado una leve sonrisa.

Finalmente creo que una marmota es una buena elección. A dormir, mañana será otro día.